En
torno a la Alhambra, han circulado cientos de leyendas y fantasías.
El
escritor Washinton Irving recogió alguna de ellas.
Una
de ellas es:
EL ALBAÑIL
En esta historia se relata la historia de un modesto albañil, que
vivía en Granada.
Este albañil recibió cierta noche, la visita de un señor
acaudalado.
Este señor le quería dar trabajo, pero con la condición de que se
dejara vendar los ojos.
El albañil que era muy pobre, accedió inmediatamente.
El pobre albañil se dejó conducir por las calles de la ciudad sin
saber donde iba.
Cuando llegaron a casa del hombre que le había contratado, este ya
tenía el material dispuesto para construir una bóveda bajo la
fuente.
Cuando el albañil hubo terminado su trabajo, ayudo al caballero a
enterrar un cofre.
Con el dinero que había ganado por aquel trabajo, el albañil pudo
vivir algún tiempo sin privaciones, pero el dinero se le fue
acabando.
Cuando la situación empezaba a ser insostenible, le visitó un
hombre muy rico, pero muy avaro.
El avaro necesitaba que le hiciera unas reparaciones en una de sus
casa, pero le dijo que no podría pagarle.
El albañil accedió a cambio de que le dejara habitar en ella gratis
y cuando se instalaron.
A partir de ahí, vivieron muchos años sin problemas económicos y
anciano ya , el ex albañil contó a su hijo el origen de su fortuna.
Recuerdas a aquel avaro que no quiso pagarme, pues bien cuando repare
su casa, descubrí que debajo de la fuente del patio, yo mismo había
enterrado un tesoro, cuyo dueño murió sin dejar herederos.
Y esta es la historia de la fortuna de aquel modesto albañil.
I.S.G