Este es el segundo
cuento de la Alhambra sobre el que escribo, espero que os guste.
Son cuentos
sencillos pero bellos, recopilados por el escritor norteamericano
washington Irving.
LA
ROSA DE LA ALHAMBRA
Reinaba en Granada
el rey moro llamado Mohamed El Hayzari, que se enamoró de una bella
princesa cristiana.
Al principio, la
princesa no quería acceder a la intención del rey de casarse con
ella, pero finalmente aceptó.
Vivieron felices y
de aquella unión nacieron tres hermosas niñas mellizas.
El rey Mohamed se
sentía muy feliz, pero el astrólogo profetizó que cuando las
princesas fueran mayores se casarían, contra su voluntad con
enemigos de su país.
El rey no hizo
caso de la profecía del Astrólogo y las niñas fueron creciendo al
cuidado de una fiel esclava, llamada Kadiga, porque su madre había
muerto.
Cuando las niñas
se hicieron mujercitas, el rey recordando la profecía del Astrólogo,
mandó a la esclava que que llevara a sus hijas lejos del país,
hasta que personalmente les encontrara marido. De esta forma, no
correría el riesgo de verlas casadas con príncipes enemigos.
Así lo hizo
Kadiga que las condujo a un lugar lejos de la ciudad llamado
Salobreña.
Cierto día, desde
sus habitaciones vieron la llegada de tres prisioneros cristianos.
Las tres jóvenes
comentaron la apostura de aquellos jóvenes, que eran conducidos
hasta las mazmorras.
La esclava
temerosa de que se enamoraran de aquellos jóvenes, escribió al
Rey y este ordenó su traslado.
Kadiga cuidó de
que se cubrieran bien el rostro con un velo, según la costumbre
musulmana por la que nadie puede ver el rostro de una mujer.
Pero por el camino
encontraron una caravana de prisioneros, entre los que se hallaban
los tres jóvenes.
El capitán que
mandaba la columna de prisioneros, ordenó que nadie osase mirar a
las princesas.
La orden del
capitán no fue obedecida por ninguno de los tres jóvenes.
El capitán les
dijo que por su desobediencia merecían ser castigados y el rey
encolerizó.
En aquel momento,
los caballos se asustaron y se produjo una confusión en la cual las
tres muchachas perdieron los velos que cubrían sus rostros y los
tres jóvenes quedaron maravillados de la belleza de las princesas, y
se enamoraron de ellas.
Siguiendo las
instrucciones del rey, los tres prisioneros fueron separados y
custodiados por la guardia, pero se sentían muy tristes porque los
tres deseaban ver de nuevo a las princesas.
Entonces uno de
ellos propuso: si al menos les pudieran llegar nuestras canciones.
Se las arreglaron
para hablar con la esclava Kadiga.
La esclava
compadecida les ayudo y les dijo que ya que no podían verles, al
menos podrían escuchar sus voces.
Durante muchas
noches la serenata se repitió.
La buena esclava
les ayudo a que escaparan con ellos.
Las tres muchachas
acordaron que kadiga también fuera con ellos. la menor de las
gemelas, llamada Zoraida, tuvo miedo y no quiso escapar.
Pasó el tiempo y
la pequeña Zoraida supo que sus hermanas se habían casado con dos
de aquellos prisioneros y vivían felices.
Lamentaba no
haberse escapado con ellas porque seguía prisionera.
Pasaba largas
veladas tocando el laúd, la música es lo único que la consolaba.
Zoraida callaba y
lloraba en silencio.
Un día se puso
enferma y Dios la llamó a su seno.
Fue entonces
cuando el rey, su padre comprendió, que su actitud con sus hijas no
había sido la más indicada.
Un día el rey
descubrió que en la tumba de Zoraida creció una hermosa rosa.
Y dice la leyenda
que el rey pasaba largas horas llorando amargamente junto a aquella
rosa que nunca se marchitaba
Sin embargo
Zoraida en el cielo era feliz.
I.S.G.