Les voy a resumir un cuento de Oscar Wilde, que me parece muy bonito. Se llama “El gigante egoísta”.
Oscar
Wilde fue un escritor, dramaturgo y poeta.
Nació
en la época Victoriana tardía en 1854, en Dublín, Irlanda.
Fue
una celebridad en su época por su ingenio.
Hoy
en día es recordado por sus epígramas, sus obras de teatro y la
tragedia de su encarcelamiento por homosexualidad.
Sus
obras más notables son:
Su
única novela “El retrato de Dorian Gray” y su obra de teatro “
La importancia de llamarse Ernesto”.
También
hizo unos cuentos que para mi son muy bellos, este
es uno de ellos.
Espero
que les guste.
EL GIGANTE EGOÍSTA
Un gigante tenía un jardín muy grande y bello. El gigante se fue a
visitar a su amigo el ogro, y por un periodo de siete años estuvo en
casa de su amigo.
Durante su ausencia los niños al regresar del colegio pasaban la
tarde en el jardín del gigante.
El gigante
regresó a su castillo se molestó y expulso
a los niños de su jardín y lo cercó con altas muralla, y dijo
“aquí solo me divertiré
yo” y puso un letrero
“se prohíbe la
entrada bajo las penas legales correspondientes”,
era un gigante egoísta.
Los niños ya no
tenían donde jugar.
Los niños
recordaban lo hermoso que era jugar en el jardín y caminaban junto
al cerco del jardín.
Cuando llegó la
primavera el país se llenó de hermosas flores, pero en el jardín
del gigante egoísta seguía el invierno, en casa del gigante había
viento, nieve, granizo, los pájaros no cantaban, el gigante egoísta
asomaba su cabeza por la ventana y decía porque demora tanto la
primavera.
Una mañana el
gigante egoísta, acostado en su cama, oyó una hermosa música,
pensó que eran los músicos del rey que pasaban por ahí, en
realidad era un pájaro, hacía tiempo que no había oído a ningún
pájaro en su jardín.
Por fin la primavera
se dijo, saltando de su cama, asomo su cabeza por la ventana y vio a
los niños jugando, trepando en las ramas, y los pájaros cantaban.
los niños habían
entrado por un agujero del cerco del jardín.
Todo era precioso el
invierno había desaparecido, pero en un rincón del jardín
permanecía el invierno, había un niño muy pequeño que lloraba
porque no podía trepar en las ramas, y por más que intentaba no
podía porque era muy pequeño.
El gigante egoísta
se dijo ¡Qué egoísta he sido!, desde ahora mi jardín será para
los niños. Caminó hacia los niños pero ellos al verlo huyeron,
solo el niño pequeñito no huyó porque no le vio venir, por tener
los ojos llorosos.
El gigante egoísta
le tomó al niño pequeño y lo puso sobre el árbol, y el árbol
floreció, los pájaros vinieron y el niño extendió sus brazos y
rodeo el cuello del gigante, los otros niños al ver esto, regresaron
y todos jugaban en el jardín del gigante egoísta, pero ahora el
gigante egoísta ya no era malo.
Los niños jugaron toda la tarde y por la noche fueron a
despedirse del gigante, él les preguntó por el niño a quién él
había subido al árbol, no sabemos respondían los niños; díganle
que venga decía el gigante. Nunca lo hemos visto respondían los
niños.
Él
gigante extrañaba al niño pequeñito porque era su primer
amiguito.
El
gigante envejeció y ya no jugaba con los niños, solía pasar las
tardes sentado en su sillón, viéndolos jugar .
El
gigante murió y se fue al paraíso y el que le recibió fue el niño
a quién ayudo a trepar sobre el árbol.
Los niños
encontraron su cuerpo bajo el árbol, cubierto de flores blancas.
I.S.G.