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martes, 20 de marzo de 2018

DERECHOS DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD


¿QUÉ ES LA CONVENCIÓN?
La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad es un acuerdo por escrito entre Estados que se rige por el derecho internacional y tiene carácter vinculante. Es decir, los Estados están obligados a cumplirlo y es exigible en España desde mayo de 2008.

¿EN QUÉ PUEDE AYUDARTE?
La Convención es una importante herramienta jurídica a la hora de iniciar acciones legales o emitir cualquier tipo de queja o reclamación.

¿CÓMO HACER VALER TUS DERECHOS?
Presenta reclamaciones o quejas por escrito allí donde pienses que se han vulnerado tus derechos. Desde la Confederación FEAFES te podemos ayudar a presentarlas.

Enlace a FEAFES Andalucía: http://feafesandalucia.org/

Estos son los algunos de los derechos de las personas con discapacidad que recoge la Convención:

LA VIDA /
Salud / educación / trabajo / La igualdad y no discriminación / Libertad y seguridad /
Protección integridad personal, física como mental / contra la tortura, tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes / contra la explotación, la violencia y el abuso de la persona.

PARTICIPACIÓN SOCIAL /
Hogar y de la familia /  Independencia y participación en comunidad (cultural y el deporte) / Calidad de vida adecuada / protección social / Acceso a la justicia / Respeto de la privacidad.

Sin embargo cada día se producen situaciones como las siguientes...



FJGB

MARÍA

MARÍA

María vivía en un pueblo al sur de Jaén.
Un pueblo pequeñito donde todos se conocían y los rumores corrían como la pólvora.
Vivía con sus dos hermanos y su padre.
Su madre murió de unas fiebres hace tres años.
Tenía veinte años y era costurera.
Era una profesional con muchos clientes, aunque su sueldo solo le daba para vivir.
Nos encontramos en los años cincuenta y aunque hubo tiempos peores, la vida seguía siendo dura y difícil, sobretodo en aquellos parajes alejados de la ciudad.
Un día yendo por el campo, por el camino desde donde hacia la colada hasta su casa, vio algo que parecía un trapo. Le extrañó el sitio donde se encontraba, pues era un lugar por el que no solía pasar la gente.
Se acercó algo asustada, y al ir a cogerlo descubrió que estaba ensangrentado. Se asustó mucho y no supo que hacer.
Fue corriendo hacía su casa, para comentarlo con su padre y hermanos que estarían trabajando en el campo, que es lo que hacían de sol a sol.
Su padre le dijo que callara, que se buscaría problemas.
En aquellos momentos, la guardia civil, aunque producía seguridad a los ciudadanos también cierto temor. Se escuchaban muchas historias y se sabía de personas supuestos delincuentes que habían entrado y no habían salido.
Se acostó y esa noche no pudo dormir, pues su cabeza y su corazón le decía que lo que había presenciado no podía quedar así y si ese trapo perteneciera a ella o a una persona de la familia, le gustaría que no quedara así.
Al día siguiente, aunque estaba acostumbrada a hacer lo que su padre le decía, no pudo evitar vestirse a toda prisa y sin decir nada a nadie, coger el trapo meterlo en una bolsa y caminar como si nada fuera de lo común ocurriera y dirigirse al cuartel de la guardia civil.

Cuando llego a la puerta del cuartel, estaba asustada, nunca había estado allí. Se acercó al guardia de la entrada y le dijo que tenía una cosa importante que contar.
El guardia, la miró de arriba a abajo y la dejo pasar, aunque sin creerla mucho, pues a una mujer sola no se le hacía mucho caso en España.
Pasó por un corredor y llamó a la puerta de un despacho donde parece que estaba la persona encargada de recoger las declaraciones y el sargento.
Ella no pudo evitar pensar que aquello era muy sórdido.
El sargento se dirigió a ella y le preguntó su nombre, y para que estaba allí, sin mucho interés.
María le contó su historia.
El sargento se rió y le dijo que las mujeres tienen mucha imaginación, que ese trapo sería de alguien que se lastimó en el camino y se secó la sangre con un trapo, que no tenían ninguna denuncia por desaparición y que lo mejor que podía hacer era volver a su casa y que una chica tan bonita no debía haber ido sola al cuartel.
Ella lloró por dentro de rabia, aunque era habitual que una mujer para ser escuchada debía ir acompañada de su padre, marido o hermanos. Hay cosas a las que no se acostumbra una del todo pensó y se fue cabizbaja
Cuando llego a casa, no comentó nada de lo ocurrido y se puso a coser, pensando que era lo mejor que sabía hacer.
A los varios días los perros de un cazador olieron sangre en el camino que llevaba a la casa de María y encontraron el cuerpo de una mujer en estado de descomposición.
Entonces todo el pueblo se impresionó y la Guardia Civil peinó la zona y buscó pruebas que identificasen a la desaparecida.
Era una forastera de la que nunca se encontró la identidad, aunque si que le faltaba parte de la ropa.
Quedó como un recuerdo, para los vecinos del pueblo que inventaban historias, pues nunca se supo lo que pasó en realidad.
María, por su parte pensaba que era una lastima no haber nacido hombre, pues quizás esa mujer hubiera tenido más suerte, por lo menos se le hubiera investigado mejor, y siguió cosiendo pues tenía mucha tarea.


I.S.G.