Me gustaría contar mi
experiencia, por si a otra persona le sirviera.
Llevo veintiún años, más o
menos con una enfermedad mental, da lo mismo cual sea, pues todos los que hemos
padecido y padecemos alguna, hemos pasado por un mismo calvario y parecidas
circunstancias.
Después de pasar una juventud
dura, pasé un tiempo más o menos tranquilo, con problemas puntuales pero de los
que fui saliendo con voluntad y sobretodo ayuda de los profesionales.
¿Por qué cuento esto? Porque
cuando ya pensaba que no ingresaría nunca más en la Unidad Psiquiátrica de la
residencia. A los doce años recaí y tuve que ingresar en la Unidad de agudos
del Hospital.
Para mi supuso una decepción muy grande, aunque
estaría ingresada doce días más o menos.
Por las circunstancias me
quedé sin amigos y mi familia es muy corta.
Caí en una depresión, sé lo
que es ir a una cafetería y que mientras
bebía un descafeinado las lagrimas rodaban por mis mejillas, sin que pudiera
evitarlo.
Entonces con ayuda
farmacológica, e ingresando en la Unidad de Rehabilitación de Adultos de
Algeciras (U.R.A.) fui alejándome de la
soledad en la que vivía, y comunicándome con otras personas y desprendiéndome
de prejuicios que tenía.
Ahora voy por las tardes a una
asociación que se llama Afemen, así que mi vida está más completa. Ya no me veo
un punto solitario en el universo, sino parte de un grupo que siente como yo y
que tiene las mismas inquietudes que yo aunque con la personalidad propia de
cada uno.
Ahora hará unos cuatro meses
que ingresé en la U.R.A. y ya me siento con fuerzas de volar sola y quisiera
agradecer la ayuda que me han prestado a todos los profesionales y compañeros.
I.S.G.