Por
primera vez en sus más de dos siglos de existencia, el Congreso de
Estados Unidos ha abierto sus puertas a un Papa.
Francisco se ha dirigido al Legislativo estadounidense, reunido en
sesión conjunta -la Cámara de Representantes y el Senado-, y lo ha
hecho con un mensaje claro y directo: reclamando "nuevas formas
de consenso social", y recordando que "la
libertad requiere cooperación en un espíritu de subsidiariedad y
solidaridad".

Francisco
dijo: "No debemos ser esclavos de las finanzas y la economía",
y volvió a hacer un llamamiento en favor de una reforma que
regularice la situación de más de 11 millones de inmigrantes
indocumentados en Estados Unidos.
"Muchos
de nosotros fuimos alguna vez extranjeros"
Antonio Sánchez.