Este
escrito no está hecho para las cada vez más raras mujeres que
encontraron el amor de su vida a la primera, cual príncipe con
zapato de cristal en ristre que entre todas la encontró.
A
las demás ¿Les gustaría volver atrás y poder cambiar sus parejas
de entonces?
A
mi, desde luego no .
Si
hubiera dejado escapar la oportunidad de salir con ese, entonces,
interesante espécimen, ahora no podría compararlo, para bien y para
mal con los demás hombres que me llaman la atención por las razones
que sea.
Eso
no significa que mi discernimiento haya mejorado mucho.
Os
confieso algo me encantan los hombres de pocas palabras.
Ya
me decía una amiga mía de la infancia que los hombres calladitos no
es que sean más interesantes, y tengan un gran mundo interior, es
que no tienen nada que decir.
Qué
decir de los que hablan intentando decir lo que creen que querrás
oír. A los tímidos les queda el beneficio de la duda, a estos no.
Yo
entre que no soy el ideal físico de mujer, que ya se me pasó el
arroz, que no era marca brillante, ese que no se pasa y que estoy
convencida que la experiencia será la madre de la ciencia pero que
yo siempre caigo en los mismos errores.
Primero
hago, luego pienso, después pregunto y al final nada en claro.
Por
estos motivos prefiero que se quede el pasado como estaba, que a lo
mejor lo cambio y con mi raciocinio emocional voy a peor.
Ya
saben más vale malo conocido.
No
se preocupen si no se sienten identificadas, hay otro tipo de mujeres
que aprenden del pasado justo lo contrario, huir del mismo tipo de
hombre.
A
esas les llamo yo, la gata escaldada del agua fría huye.
Hay
un tercer tipo, las que quedaron tan hartas que son como esa gata
escaldada que del agua, sea de la temperatura que sea huye.
A
las que no tenemos pareja, siempre nos quedará ese actor de cine,
aquel vecino o quien sea al que no conocemos y podemos pensar que es
perfecto. Un consejo, en el caso que puedan, no lo conozcan mejor que
se quede en la imaginación, que esa si es perfecta.
I.S.G.